La locura desde dos ángulos (2/3): Erasmo de Rotterdam

Segunda entrega de mi trilogía de entradas con la primera parte del segundo ángulo basado en «El Elogio de la Locura» de Erasmo. Sean ustedes los jueces:

Las mujeres y su relación con el humanismo y la religión (1/2)

claudia

A lo largo de la historia, las mujeres han formado una parte muy importante en los sucesos y evoluciones de la humanidad en la diversidad de sus aspectos. Sin embargo, también nos hemos visto invisibilizadas e infravaloradas como una simple acompañante del hombre. Frases como: “detrás de un hombre hay una gran mujer” no deberían aplicarse, debería reformase a: “Al lado de un gran hombre hay una gran mujer” puesto que la igualdad de género es sumamente necesaria para el correcto desarrollo de la sociedad. Y la religión no es ninguna excepción, este ámbito es, de hecho, uno de los que más difunden la discriminación hacia la mujer al no aceptar su formación en un sacerdocio, por ejemplo. En tiempos actuales se ha erradicado un poco esta negatividad, no obstante aún hay muchas limitaciones que corregir para llegar a una equidad.

Tomando como base el “Elogio de la Locura” es fácil notar cómo la mujer era vista como un ser irracional y demente, características que actualmente aún se le atribuyen aunque no con tanta frecuencia como antes ni a un nivel tan explícito.

Sin embargo, en la actualidad es más que un hecho afirmar que la mujer es fuente de intelecto, de humanismo y que a pesar de las adversidades puede llegar a cumplir grandes metas religiosas y profesionales si se lo propone pues ahora posee más libertad que en tiempos antiguos.

En el “Elogio de la Locura” el lenguaje directo que emplea Erasmo para referirse a las mujeres es un poco cruel: “La mujer es un animal incapaz y loco como ninguno, pero a la vez cariñoso y servicial; de manera que su compañía en el hogar atempera y endulza la condición varonil […] Cuando alguna mujer quiere pasar por inteligente, solamente pone en evidencia su locura […] pretende cubrirse con apariencias de virtud y talento, no hace más que poner en evidencia sus defectos”[1]

El desprecio con el que la mujer es plasmada limitándola a ser una simple compañera del hombre de carácter sumiso, frágil y demente suena como un insulto. Aunque es necesario dar un vistazo al contexto social en el que Erasmo escribió su obra: el Renacimiento. En esta época el cristianismo era la religión predominante en Occidente, se debilitó un poco debido al creciente antropocentrismo que ensalzó (literalmente y exclusivamente) al hombre gracias a sus virtudes creadoras.

Por el mismo apogeo de la religión cristiana conservadora fue que la mujer era muy subordinada. Debido a la naturaleza patriarcal de dicha doctrina es que a la mujer se le ha culpado de la desgracia de la humanidad y la caída de la misma en el pecado. Toda fémina es vista como la culpable de la locura y la lujuria del hombre. Desde que Eva mordió el fruto prohibido nos vimos condenadas.

Primera parte:

[1] De Rotterdam, Erasmo. (2013). Elogio de la Locura (página 27). 3ª Edición. San Salvador, El Salvador. Editorial Jurídica Salvadoreña.

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